Cinematografía Brasileña

LARGOMETRAJE

JOCKEY

Por Adolpho Veloso, abc

Recibí un e-mail del director Clint Bentley y del productor Greg Kwedar con el proyecto que habían escrito y al que habían llamado “Jockey”. Creo que me buscaron porque habían visto el documental “Yoga: la arquitectura de la paz”, de Hector Dhalia, que fotografié. Desde el comienzo, ambos tenían esa idea de interferir poco en las locaciones y trabajar mucho con la improvisación, con actores naturales y aprovechando al máximo la pista de la realidad. El guion era bueno y fue fácil interesarme por la historia, pero me enamoré realmente cuando me enviaron un video de Iphone con los jockeys entrenando en la locación antes del amanecer. El cielo de Arizona tenía un color muy lindo que yo nunca había visto, la locación era increíble y en todo ya había cierta magia. Fue así que visualicé el proyecto, todo se aglomeró en mi cabeza y acepté hacer la película sin reparos.

Recibí un e-mail del director Clint Bentley y del productor Greg Kwedar con el proyecto que habían escrito y al que habían llamado “Jockey”. Creo que me buscaron porque habían visto el documental “Yoga: la arquitectura de la paz”, de Hector Dhalia, que fotografié. Desde el comienzo, ambos tenían esa idea de interferir poco en las locaciones y trabajar mucho con la improvisación, con actores naturales y aprovechando al máximo la pista de la realidad. El guion era bueno y fue fácil interesarme por la historia, pero me enamoré realmente cuando me enviaron un video de Iphone con los jockeys entrenando en la locación antes del amanecer. El cielo de Arizona tenía un color muy lindo que yo nunca había visto, la locación era increíble y en todo ya había cierta magia. Fue así que visualicé el proyecto, todo se aglomeró en mi cabeza y acepté hacer la película sin reparos.

Los jockeys, allá en Phoenix, comienzan a trabajar antes del alba y las carreras ocurren al final de la tarde. Durante el día, me imagino que debido al calor, no sucede mucho en el circuito. Queríamos orbitar alrededor de esto y aprovechar esos horarios como metáfora visual para transmitir los momentos de la vida de los personajes.

Interpretado por Clifton Collins Jr., Jackson se encuentra al final de su carrera y para mí, eso tiene una relación total con lo que sentimos en esos minutos que siguen a la puesta del sol. Cuando todavía no se ha oscurecido totalmente, la luz es linda, y puedes ver con nostalgia el día que se ha tenido, de cierta forma te pones aprehensivo porque no sabes lo que pueda traer la noche del mismo modo que Jackson aun no entiende muy bien lo que va a ser el resto de su vida.

“Jockey” fue grabado en 20 días. Como los momentos de luz que escogimos para filmar las externas son muy cortos, en general ensayábamos antes de que la luz estuviera a punto. Debido a la poca cantidad de jornadas, no podíamos dividir las escenas en diferentes días. Generalmente el decoupage era muy sencillo, con muchos planos-secuencia en los que la cámara sigue la acción, flotando de un personaje a otro, sin coberturas, lo que ayuda a la continuidad de luz cuando se graba en estos horarios tan específicos. Este lenguaje, además de ser un auxilio narrativo y de ofrecer una sensación documental a las escenas concebidas en el guion, nos permitió rodar todo en poco tiempo.

Cuando el elenco está en sintonía y todos están en el mismo barco, esa forma de filmar funciona. Por si las moscas, llegamos a grabar takes con una luz que no era la ideal, por si ningún take funcionaba a la hora de la buena luz, pero ninguno de esos takes fue usado para el corte final. La mayoría de las escenas que requerían más planos eran secuencias nocturnas, internas o con el sol un poco más alto.

Para que el equipo y el elenco estuvieran más cómodos con esta manera de rodar, de tiempo en tiempo todo el mundo se ponía a ver compilados de lo que habíamos grabado. Después de los primeros días el equipo tomó más confianza y se relajó. Es muy importante que todo el mundo se sienta en el mismo barco y haciendo la misma película.

No era posible grabar al alba y al ocaso el mismo día por el peso de la carga horaria. De ahí que cuando queríamos filmar el amanecer, el resto del día se dedicara a las internas. Cuando queríamos grabar el atardecer, generalmente lo juntábamos con las nocturnas.

Visitamos casi todas las locaciones antes de grabar y nos arriesgamos en las otras. Hubo mucha preparación pero también hubo improvisación. Algunas locaciones aparecieron el día anterior al rodaje. Una de ellas, un río sobre el que oímos que los caballos salvajes cruzaban el vado al final del día, quedaba a unas dos horas de distancia de la base, y decidimos ir aunque no estábamos seguros de que eso iba a ocurrir. Nos quedamos esperando y los caballos aparecieron. Es decir, tuvimos mucha suerte. Gasté la mayor la parte del tiempo de pre-producción en el turf viendo cómo funcionaba todo en la pista y los bastidores, lo que hacían los jockeys, cómo se comportaba la luz en cada rincón de aquel lugar, y buscando absorberlo todo. En las externas diurnas, usé apenas luz natural, que es como suelo trabajar, y en el resto de las escenas procuré usar al máximo luces prácticas y que ya estaban en las locaciones. Adaptándolas para lo que necesitábamos, a veces cerrando ventanas y otras veces apagando algunas luces o cambiándolas de lugar. Pero muy raramente trayendo elementos externos a la locación.

Lo primero que me dijo Clint fue que esta era una película sobre un jockey y no sobre las carreras de caballos. Su padre era un jockey y él sentía que todas las películas sobre el tema engalanaban demasiado ese universo, que adoptaban el punto de vista de las graderías, de los dueños de caballos, del apostador. Él quería hacer una película sobre un jockey y todas las dificultades físicas y mentales que enfrentan los jockeys. Ellos ganan poco dinero, se rompen todo el cuerpo, necesitan controlar su peso, despertarse temprano todos los días y convivir con problemas de salud provocados por la rutina y las caídas.

Para transmitir esas ideas de la forma más efectiva decidimos hacer una película de punto de vista. Todo lo que vemos es lo que ve Jackson, el espectador no ve nada que no sea lo que Jakson está viviendo. Tener un actor genial, como lo es Clifton, fue fundamental porque la cámara está todo el tiempo en su cara y él entrega todas las veces muchas emociones sin necesidad de decir siquiera una palabra.

No grabamos a Clifton sobre los caballos en ninguna carrera. Queríamos estar muy cerca suyo, corriendo a su lado. Filmamos desde el platón de una camioneta con Clifton subido sobre un caballo de mentira, y yo con la cámara pegada a su rostro. La única diferencia que hay entre cuando él gana o pierde, además de lo que se nota por su actuación, es que cuando pierde le tiran tierra sobre su rostro que es lo que pasa con los jockeys que pierden terreno. Pero ahí está todo: no hay caballo ni hay CGI.

Optamos por la Arri Alexa Mini por ser una cámara compacta y con la textura que más me agrada entre las cámaras digitales. Para tener una cámara todavía más compacta y con la idea en mente de introducir una textura más orgánica en la imagen, grabamos con los lentes Zeiss Superspeeds. El que estos lentes sean super-luminosos ayudó mucho a la hora de usar luces prácticas, fuego y fuentes de luz más reducidas. Usamos también un lente zoom Angenieux 24-290 mm puntualmente para acentuar los momentos de quiebre en la película. Grabé casi todo con un filtro Black Pro Mist ¼ dependiendo de donde estuviéramos rodando, con un poco de polvo sobre el propio lente.

Del kit de Zeiss los lentes que más usamos fueron los angulares. Hacer un close con un lente angular permite estar muy cerca sin perder el ambiente. La ventana 2.39 combinada con estos lentes hacía posible que tuviéramos siempre más de una capa de información en la pantalla.

Optamos por la Arri Alexa Mini por ser una cámara compacta y con la textura que más me agrada entre las cámaras digitales. Para tener una cámara todavía más compacta y con la idea en mente de introducir una textura más orgánica en la imagen, grabamos con los lentes Zeiss Superspeeds. El que estos lentes sean super-luminosos ayudó mucho a la hora de usar luces prácticas, fuego y fuentes de luz más reducidas. Usamos también un lente zoom Angenieux 24-290 mm puntualmente para acentuar los momentos de quiebre en la película. Grabé casi todo con un filtro Black Pro Mist ¼ dependiendo de donde estuviéramos rodando, con un poco de polvo sobre el propio lente.

Del kit de Zeiss los lentes que más usamos fueron los angulares. Hacer un close con un lente angular permite estar muy cerca sin perder el ambiente. La ventana 2.39 combinada con estos lentes hacía posible que tuviéramos siempre más de una capa de información en la pantalla.

Me gusta planear las luces de los ambientes de una forma que les permita a los actores la libertad de pisar donde quieran. Es una energía de set que me gusta. Es un desafío pensar la cámara en combinación con la luz para que no importe hacia dónde va el elenco, y que el plano funcione. Es un ballet que requiere de mucha sincronía y confianza del elenco porque a veces esto significa estar con cuerpo a cuerpo, casi pegado, pero que genera una libertad que le gusta a la mayoría de los actores con quienes he trabajado.

Con un lenguaje así, para evitar sombras mías o de la cámara, en general tiendo a usar una sola fuente de luz. Evito tener cualquier fuente de luz detrás de mí, incluso estando un poco hacia los lados, pues necesito libertad para moverme. Cada vez más prefiero trabajar con luz práctica. En esta película teníamos 2 Skypanels de 60 y un set de Asteras. Usamos pocas veces esas luces. El Gaffer, Elliot Travis, hizo un bellísimo trabajo para controlar las luces que ya existían en las locaciones. Con un pensamiento más inclinado a cerrar las ventanas y apagar las luces que a añadir nuevas fuentes. Las cámaras y lentes que teníamos nos daban esa libertad para trabajar con menos luz. Al dejar que la luz natural entrara por la ventana, ganamos toda una calidad y complejidad difícil de alcanzar con una luz de cine. Con una ventana abierta tienes, por ejemplo, una luz más azulada tocando el suelo, debido al reflejo del cielo, y una parte del ambiente queda más verde debido al reflejo de los árboles, mientras que otra parte se torna más amarillada por causa de la pared amarilla que está frente a la ventana, y así por delante…Con un reflector filtrado, tienes una luz homogénea y poco compleja. Prefiero apenas cerrar las ventanas y crear contrastes de esa manera.

En el restaurante Diner, por ejemplo, teníamos ventanas por ambos lados. Lo que hice fue cerrar todo lo que estaba tras la cámara y crear un contraste a partir de una única fuente de luz natural que venía del frente. Para mantener la continuidad, buscamos horas del día en que el sol no estuviera incidiendo directamente sobre el lado que habíamos elegido para rodar.

En el tráiler de Jackson, la lamparita era la fuente principal. Llegué a pensar en una segunda lamparita escondida en el suelo en la escena en la que Jackson y Ruth, interpretada por Molly Parker, conversan en el piso después de la caída de Jackson, para mantener el mismo tono en la escenografía y el elenco, y tener un poco más de información sobre las caras. Yo quería que todo estuviera en el mismo clima. La lágrima en el rostro de Clifton no fue programada: en uno de los takes la magia sucedió y por pura suerte él giró la cabeza en un ángulo que reflejaba la luz. El punto de luz del baño es la propia lámpara del lugar, no cambié nada. Usé un Skypanel en la escena en la que Jackson y Gabriel discuten, pues el tráiler no tenía ninguna luz del lado de afuera y Clint, con total razón, quería que Gabriel quedara afuera del tráiler. En otra secuencia, donde bajan del carro y conversan, usé apenas el farol del carro.

Como “Jockey” es una película independiente, basta que el director acepte las ideas. No necesitamos venderle nada a nadie. No teníamos un estudio tras nosotros pidiendo que la imagen tuviera menos contraste o cualquier cosa de ese tipo. Y entre nosotros estábamos muy de acuerdo desde el comienzo. La única escena en la que Clint me pidió que iluminara un poco más fue la de la de los rayos X, que en mi visión debería haber tenido un ambiente más oscuro, pero para él era importante ver bien las reacciones de Jackson y la negación del personaje con lo que le está sucediendo.

Intento nunca tener imágenes subexpuestas. En general, siempre trato de tener suficiente luz en algún lugar del encuadre para entender lo que está pasando, incluso si es una silueta o solo un lado de la cara. El contraste generalmente lo provocan las ubicaciones mismas. Trabajar con fuentes de luz únicas le permite controlar mejor los niveles de contraste.

Yo intento quedarme siempre en el lado más oscuro de la situación. Las regiones más distantes de la cámara normalmente quedan más claras. El False Color me ayuda bastante porque me da la seguridad de visualizar, de forma casi gráfica, las fronteras y límites entre las zonas en los cambios de abertura y en los diferentes ángulos de los planos. Aprendí a fotografiar con el Spot Meter y nunca he podido separarme de la fotometría por zona. Y como, en general, no uso monitores externos, para tener la cámara lo más leve y compacta, la Alexa Mini funciona muy bien porque en el visor y el monitor que vienen con ella tengo acceso rápido a la imagen para verla desde cualquier ángulo en que esté la cámara, y también tengo un acceso rápido al False Color ya sea por el Log C o por la LUT (Look Up Table). Eso me permite entender exactamente dónde está cada área de la imagen en términos de exposición. Tener una cámara liviana, pequeña y balanceada, ayuda mucho a operar de una manera más estable.

Esto era importante porque la película está rodada casi toda con cámara en mano. Queríamos que la cámara siguiese a los personajes, con libertad total de movimiento para el elenco. Para el director era muy importante que las escenas del guion tuvieran el mismo lenguaje de las improvisadas, de las escenas más documentales: así es que el trabajo fue nivelar los dos mundos. Traer las escenas escritas hacia un mundo más documental y las escenas improvisadas a un mundo un poco más cinematográfico. La cámara y la luz eran la forma de unir ambos universos para que todo hiciera parte de la misma película. Esto significaba olvidar un poco el guion cuando se estaba rodando una escena más escrita para que pareciera que la cámara estaba siendo tomada por sorpresa por lo que hacían los actores, o por quien hablaba, y no lo contrario.

Yo tuve la felicidad de tener al argentino Jonas Costa como foquista. Es una persona de una habilidad y una sensibilidad extrema con quien había trabajado también en la cinta “Mosquito”. Tenemos una conexión de lenguaje tal que casi no necesitamos conversar. Es brillante su capacidad para no anticiparse a los actores y seguirlos siempre, incluso cuando ya sabemos quién es el que va a hablar enseguida, como si intentara olvidar el guion o los ensayos. Es como si él estuviera allí por primera vez procurando reaccionar a los gestos, expresiones, reacciones y emociones de los personajes, tanto de los que hablan como de los que están oyendo.

La reunión entre jockeys que padecen problemas de salud provocados por fracturas, al estilo de alcohólicos anónimos, fue completamente improvisada. Son personajes reales que cuentan sus historias. El director intentó no interferir mucho. Es la escena que tiene más personas, un círculo donde casi todos hablan. Con una sola cámara era difícil moverse sin perder nada. Usé mi lente más cerrado, que permitía enfocar los rostros y capturar en desenfoque a quien estaba al otro lado de la sala. Cuando sentía que algún testimonio no iba a entrar en el corte final aprovechaba para grabar reacciones de los que estaban callados para permitir que todo se pudiera mezclar después en el montaje. Fue complicado, pero tener un lente cerrado ayudó a ir de uno al otro sin alterar tantas cosas en el salón.

Cuando Jackson y Gabriel conversan por primera vez en Diner, el diálogo tiene dos momentos emocionales distintos que hacen cambiar también el lenguaje de la cámara.
El comienzo es una conversación más amigable y un poco banal. La dinámica cambia completamente cuando el personaje revela la cuestión de la paternidad. A partir de ese punto hay un retroceso en la relación que aísla a los personajes. Los encuadres pasan a mostrar un espacio vacío a las espaldas de ambos, que parecen más alejados.

Hicimos muchas de las composiciones casi inconscientemente. Recuerdo haber presenciado de lejos una charla informal entre Clifton y Moises divirtiéndose y soltándose en los bastidores. Ellos ya se conocían porque habían trabajado juntos cuando Moises todavía era un niño, y tenían una relación de hecho casi paternal. Creo que eso me influenció a la hora de grabarlos juntos en los entrenamientos con la cámara, fuera de los ambientes, observándolos desde un punto de vista un poco externo, para sugerir una complicidad entre los dos.

Las opciones asumidas por el arte y la fotografía se confunden y se refuerzan recíprocamente. Hubo un intercambio de sugerencias. Visité las locaciones antes de la llegada del director de arte, Gui Marini, quien también es brasileño. No teníamos mucho dinero para interferir en los escenarios, así que escogimos todo juntos, teniendo en cuenta las condiciones de luz. La lámpara, por ejemplo, no hacía parte de la decoración original del tráiler. La escena de la terapia colectiva de los jockeys fue prácticamente creada para poder aprovechar esa sala, que descubrimos explorando el lugar y todos nos enamoramos de ella aun sin que hubiera ninguna escena del guion para rodar allí.

Para grabar con actores naturales es importante dejar los ambientes con la mayor comodidad posible. Una cosa es estar solo con una cámara. Otra cosa es tener un millón de reflectores atrás de mí y alrededor de las personas. Intento hacerlo todo tan natural como pueda. Ellos no perciben mis intervenciones sobre el espacio cuando apago algunas luces o cierro algunas ventanas, pero lo harían si tuviese cinco reflectores regados por la sala.

La corrección de color fue realizada por Sergio Pasquialino, con quien trabajo siempre que puedo. Él es capaz de incorporar texturas a la imagen de una manera que nunca le he visto a nadie más. No sólo añadiendo grano sino degradando las imágenes para luego recuperarlas sin usar la información original, y ahí producir la textura. En esta película, como en la mayoría, el trabajo de color trata mucho sobre rescatar los colores originales que vimos en las locaciones, como el cielo de Arizona o las lámparas fluorescentes mezcladas con un tono de tungsteno, todas juntas, evitando corregir las diferencias de tono. Todo fue rodado en ISO 800 con open gate. Nunca altero el ISO base de las cámaras, pues así mantengo la unidad de ruido.

Me gusta ver la imagen en diferentes monitores durante la corrección de color. La verdad es que nadie en el mundo va a ver la película con un monitor calibrado. Cada televisor, teléfono o proyector va a dejar la película de una manera particular, entonces para mi es necesario que funcione en un monitor malo. Pongo los frames en el celular y veo si las imágenes funcionan incluso con la compresión del WhatsApp, o con la reducción de luminosidad de la pantalla. Aprendí eso después de tener experiencias frustradas. Prefiero intentar hacer una cosa que funcione en cualquier monitor o proyector.

Intento hacer lo máximo posible con la cámara y entregarle al colorista un material bastante cercano a la imagen final. Juego mucho con el balance de blanco y con las diferentes temperaturas, sin usar ningún LUT (Look Up Table) además del 709. La corrección de color sirve mucho más para añadir textura y realzar lo que estaba originalmente en las locaciones. Siempre tomo mucho cuidado para no estallar los highlights. Con celuloide, un highlight blanco pude parecer óptimo, pero lo digital todavía no ha podido alcanzarlo.

Gran parte de la corrección de color fue para encontrar el tono del cielo de Arizona. La verdad es que probablemente ninguna cámara pueda capturar la experiencia de ver eso en vivo. Pero quizás esa ni siquiera sea la idea.

CORRECCIÓN DE COLOR

Por Sergio Pasqualino Jr*

* Sergio Pasquialino cuenta más de 20 años de experiencia como colorista en el cine brasileño, con participaciones en películas como “Ciudad de Dios”, “Palíndromo”, “Árido Movie”, “Ciudad de los Hombres”, “Basta de Nostalgia”, “El Baño del Papa” y “Soundtrack”, además de comerciales y videoclips, y de las series “A Pedra do Reino” y “9mm: São Paulo”. Actúa en Beach Color Grading, estudio de tratamiento estético digital ubicado en São Paulo y Barcelona.

CORRECCIÓN DE COLOR

Por Sergio Pasqualino Jr*

“Este proyecto tenía como objetivo mantener la realidad de los colores. Sin embargo, Aldolpho quería una textura distinta, además del equilibrio entre las escenas. Él es un director de fotografía que tiene un estilo de trabajo objetivo y claro. Para la texturización usamos diversas curvas y grano orgánico. Es un proceso muy delicado porque tiene que ser hecho escena por escena. Usé varios layers para lijar las luces altas y tapar las bajas. Primero tenía que seguir lo que me mostraba el archivo original para no tergiversar el color original con mi intervención. Después, fue suyo el ajuste final”.

* Sergio Pasquialino cuenta más de 20 años de experiencia como colorista en el cine brasileño, con participaciones en películas como “Ciudad de Dios”, “Palíndromo”, “Árido Movie”, “Ciudad de los Hombres”, “Basta de Nostalgia”, “El Baño del Papa” y “Soundtrack”, además de comerciales y videoclips, y de las series “A Pedra do Reino” y “9mm: São Paulo”. Actúa en Beach Color Grading, estudio de tratamiento estético digital ubicado en São Paulo y Barcelona.

MINI BIO

www.adolphoveloso.com

Adolpho Veloso ha sido seis veces finalista del premio de la Associação Brasileira de Cinematografia (ABC) y ganó el trofeo en tres ocasiones con el largometraje «Mosquito» (2020), con el documental «Yoga: la Arquitectura de la Paz» (On Yoga: A Arquitetura da Paz) (2017) y con el corto «Diana» (2017). Es finalista del Spotlight Award da American Society of Cinematographers (ASC) con «Jockey» (2021), lanzado en el festival de Sundance. También ha sido indicado tres veces al trofeo Camerimage con «Yoga: la arquitectura de la paz” y con los videoclips «Miracle» (2019), del cantante británico Labrinth, y «Rastro de Pó», del proyecto Tagua Tagua (Felipe Puperi). Con «Yoga», obtuvo también el premio de la IMAGO, International Federation of Cinematographers. Em publicidad, fotografió comerciales de marcas como Nike, Asics, Billboard, Tag Heuer e Mercedes. En festivales, ha sido premiado en la Muestra de València por «Mosquito» y en el Torino Underground Cinefest por «Rodantes» (2019). Firmó la dirección de fotografía de nueve cortometrajes, dos largometrajes, «El Perfecto David» (2021), «Tungstênio» (2018) y «Asco» (2015) y de la serie «Becoming Elizabeth” (2022), lanzada por el canal estadounidense Starz.

Assine nossa Newsletter

Inscreva-se para receber novidades da Iris Cinematografia

Inscrição realizada com sucesso!